2 de abril: Héroes de Malvinas, coraje que no se olvida
Cada 2 de abril, la memoria colectiva de los argentinos se detiene para rendir homenaje a quienes defendieron con honor y valentía nuestras Islas Malvinas. En este día, no solo recordamos el inicio del conflicto bélico de 1982, sino que también volvemos a mirar con respeto y profunda emoción a aquellos hombres –muchos de ellos jóvenes apenas salidos de la adolescencia– que, con el corazón henchido de patria, partieron hacia un destino incierto, impulsados por el deber y el amor a la tierra.
El viento austral todavía lleva consigo los ecos de sus pasos, de sus silencios, de sus miedos. La crudeza del frío, la soledad del paisaje y la dureza del combate no quebraron el espíritu de los soldados argentinos. En trincheras de barro y bajo cielos grises, supieron resistir, supieron soñar con volver. Y aunque muchos de ellos no regresaron, hoy viven en cada bandera izada, en cada acto escolar, en cada flor colocada frente al monumento.
Este homenaje no es una repetición mecánica del calendario, sino una oportunidad para mirar hacia dentro y preguntarnos qué significa realmente la palabra “héroe”. Porque ser héroe no es solo combatir, sino también sobrevivir a la guerra y enfrentar la vida con las marcas del pasado. Los excombatientes que hoy caminan nuestras calles cargan no solo medallas, sino historias profundas, heridas visibles e invisibles, y una dignidad que conmueve.
Muchos tenían apenas 18 años. Dejaron atrás a sus familias, sus barrios, sus sueños de juventud, para enfrentar un conflicto desigual en una geografía inhóspita. Algunos volvieron a casa sin poder hablar del horror vivido. Otros fueron recibidos con silencio o indiferencia. Pero el tiempo, que sabe poner las cosas en su lugar, nos enseña a escuchar, a reconocer y a valorar.
El coraje de nuestros combatientes no se mide solo por su entrega en el campo de batalla, sino también por su capacidad de transformar el dolor en memoria y lucha por la verdad. Gracias a ellos, hoy las nuevas generaciones conocen la historia desde la experiencia viva de quienes estuvieron ahí, y aprenden que la soberanía se defiende con compromiso, con memoria y con paz.
Las Malvinas fueron, son y serán argentinas. Pero más allá del reclamo diplomático, el 2 de abril nos une en un sentimiento profundo de respeto y gratitud. Porque los héroes de Malvinas no están solo en los libros, ni en los monumentos: están en el corazón del pueblo. Y mientras haya quien los recuerde, seguirán vivos.
Hoy, como cada año, alzamos la voz con orgullo y decimos: ¡Honor y gloria a nuestros héroes! Nunca los olvidaremos.