Qué tienen que ver la creatividad, la depresión, la primavera y el suicidio
“Vale la pena vivir. Vale la pena seguir viviendo. Siempre hay un para qué.” Viktor Frankl
La semana pasada, las muerte de 2 queridas celebridades dejó en vilo a USA. El martes 5/6, la diseñadora Kate Spade fue encontrada muerta en su apartamento de Nueva York. El viernes 8/5, el famoso chef Anthony Bourdain, fue hallado sin vida en su habitación de hotel en Alsacia, Francia. Autoridades en ambos casos creen que se habría tratado de suicidios. En Argentina, además, se conoció que la hermana de la reina Máxima de Holanda, Inés Zorreguieta, había tomado una decisión similar en su apartamento de Buenos Aires.
Pero tomando específicamente los casos de Spade y Bourdain, estos vinieron a poner sobre el tapete una crisis silenciosa de salud pública que se viene desarrollando en USA desde hace años, apunta The New York Times. Según los Centros para el Control y la Prevención de las Enfermedades (CDC, según sus siglas en inglés), la tasa de suicidio a nivel nacional ha subido un 25% desde 1999. Los datos apuntan a que el suicidio aumentó entre personas de cualquier género, edad, raza o grupo étnico. “En 25 estados hubo incrementos de más del 30%, ese fue un nuevo hallazgo para nosotros”, dijo Deborah Stone, investigadora principal del estudio, a la BBC. Casi todos esos estados se encuentran en las regiones oeste y medio oeste de USA. Stone apunta a que algunos estados del oeste tienen históricamente una de las tasas más altas de suicidio.
Las muertes por suicidio de figuras como Spade y Bourdain siempre generan un mayor impacto porque “son iconos que sirven de referencias a los demás”, dijo Rodrigo Lopera Isaza, experto en el tema de suicidio del ministerio de Salud de Colombia, a la revista Semana, tanto así que incrementa la ideación suicida, como lo halló un estudio hecho en 2013. El trabajo encontró que quienes habían sido afectados por el suicidio de un famoso tuvieron 5,9% más tendencia a tener estas ideas. Es por eso, y para poder llevar a cabo una prevención eficaz, que es necesario indagar sobre la problemática que pudieron haber estado atravesando Spade y Bourdain al momento de tomar la drástica decisión, si bien saber qué es lo que pasaba por sus mentes y por qué lo hicieron es imposible, e intentar adivinarlo sólo llevará a falsas conclusiones que podrían deshonrar la memoria de los fallecidos o faltar el respeto a sus deudos.
Nassir Ghaemi, psiquiatra e investigador especializado en depresión y trastorno bipolar, escribió una nota en la revista Psychology Today sobre de las muertes titulada “Lo que te hace grandioso, te puede matar.” Aclarando que no conoce los historiales médicos del caso (las familias tienen todo el derecho de mantenerlos en privado, remarca), plantea lo siguiente:
“El reciente suicidio de Anthony Bourdain, junto al de la diseñadora Kate Spade, ha desatado una discusión nacional sobre por qué las personas se suicidan. El suicidio es complejo, por supuesto, pero está claro que la depresión seria es un aspecto impotante. Puede no ser suficiente, pero es típicamente necesario. Y cuando ocurre el suicidio, la depresión suele reflejar un tipo muy severo, típicamente una enfermedad como la maníaco-depresiva (también llamada depresión unipolar más enfermedad bipolar).”
Ghaemi apunta a que si bien se ha escrito mucho sobre el vínculo entre la depresión y el suicidio, hay otro aspecto que ha sido menos tenido en cuenta: el hecho de que tanto Spade como Bourdain estaban involucrados en profesiones creativas. Artistas, escritores, diseñadores y chefs, apunta, tienen tasas de padecimiento de enfermedad maníaco-depresiva mucho más altas que la población general, escribió. De ahí que Ghaemi concluye que la enfermedad maníaco-depresiva puede estimular la grandeza – pero a un costo demasiado alto.
En parte, los síntomas maníacos están asociados a creatividad y productividad, apunta. Mucha energía, pensamiento veloz, ideas novedosas, estados de vigilia sin necesidad de dormir. Muchas personas tienen estos síntomas en un grado suave, lo que suele llamarse ‘hipertimia’, lo que a menudo no es diagnosticado. A veces conllevan un grado alto de ansiedad o nerviosismo y lleva a diagnósticos errados como el ADD. Las personas con temperamento hipertímico tienen más probabilidad de padecer episodios depresivos en algún momento de su vida. “Pueden no ser frecuentes o temprano en la vida, pero en algún momento, a menudo a una edad mediana o un poco después, esos episodios depresivos comienzan a pasar. Y cuando vienen, la caída es empinada, a partir de la línea de partida hipertímica; y el estado depresivo típicamente dura meses, o más. En el medio de esos meses, puede parecer que no hay salida. El contraste con décadas de felicidad de alta energía puede ser demasiado fuerte”, escribió Ghaemi.
Así y todo, padecer una depresión o angustia extrema no tiene por qué llevar al suicidio. Hay que tener en cuenta que por cada persona que se suicida, hay muchas que piensan en ello y deciden no hacerlo. Lamentablemente, son historias que no salen en las tapas de los diarios, pero está lleno de relatos de quienes han logrado salir adelante de un momento muy difícil en sus vidas, en la mayoría de los casos gracias a la ayuda que recibieron.
Ghaemi escribe que tanto Spade como Bourdain, 2 personas que durante sus vidas desarrollaron su creatividad de manera excepcional, estuvieron inmersos en empresas que conllevaron riesgos, a las que quizás no se abrían expuesto si no era porque tenían algún grado de manía. El otro lado de la moneda puede haber sido la depresión. Según reportes, Kate Spade ya la había sufrido en el pasado, y estaba medicada presuntamente con antidepresivos. Mientras que trascendió que Bourdain se habría automedicado con heroína.
“Podrían no haber estado bajo tratamiento al momento de sus muertes; o quizás lo estaban, no sé”, aclara Ghaemi. “Es probable, sin embargo, que ninguno de los 2 estuviese diagnosticado con la enfermedad maníaco-depresiva, o la variante que hoy se llama enfermedad bipolar, especialmente si sus síntomas maníacos eran suaves y constantes, como pasa en la hipertimia. Aún si sus episodios depresivos habían sido diagnosticados y tratados con el enfoque estándar de los llamados antidepresivos, es posible que no hubiesen mejorado, o podrían aún haber empeorado, dado que los antidepresivos son inefectivos en la depresión bipolar en el mejor de los casos, y pueden causar o empeorar los estados maníacos, que pueden llevar a un incremento en la suicidalidad (durante los estados mixtos, cuando los síntomas maníacos y depresivos se combinan).”
Ghaemi apunta a que la solución está en el correcto diagnóstico de la enfermedad maníaco-depresiva, incluyendo conceptos como la hipertimia, y el tratamiento con drogas impopulares y poco utilizadas como el litio, la única droga que se ha demostrado que previene el suicidio, según Ghaemi.
Otro hecho notable que destaca el psiquiatra en Psychology Today: probablemente no sea casualidad que ambos suicidios ocurriesen en la primavera (en el hemisferio norte, donde USA y Francia están localizados, esa es la estación que corre).
La primavera es el período de los picos en las tasas de suicidios. Muchos teorizan que esto se relaciona con que el aumento de la luz lleva a estados mixtos en personas que tienen la enfermedad maníaco-depresiva (se deprimen en invierno, están maníacos en verano, y el período de transición en primavera es cuando tienen síntomas de ambas cosas).
Estudios desde el 1800 han encontrado que el pico de suicidios se da en la primavera y su punto más bajo es en el invierno -contrariamente a lo podría pensarse intuitivamente, teniendo en cuenta que la poca luz que hay en invierno afecta el estado de ánimo-. Una teoría apunta a que podría ser el efecto que tiene polen en nosotros la causa de de esto. Aparentemente, el polen en el aire nos dispara una serie de respuestas inmunológicas que traen cambios en la química del cerebro. Sin embargo, esto es solo una teoría. Aún no se entiende profundamente por dónde pasa el vínculo entre el cambio estacional y el incremento en los suicidios.
Viktor Frankl fue un neurólogo y psiquiatra austríaco que sobrevivió a los campos de concentración de Auschwitz y Dahau y plasmó su experiencia en el libro ‘El hombre en busca de sentido’, donde relata sus vivencias personales como psiquiatra dentro de un campo de concentración. La logoterapia, una terapia fundada por él, en lugar de indagar en la enfermedad o en los orígenes de la misma, busca reencontrar al paciente con su voluntad de sentido (querer encontrar sentido a la propia existencia), una dimensión que según Frankl, no se ver alterada por las circunstancias o por la enfermedad mental. En palabras del filósofo Nietzsche, “quien tenga algo por qué vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”.
Cuentan que Frankl solía preguntarle directamente a sus pacientes más desesperanzados: “¿Y usted por qué no se suicida?”, en lugar de “¿Por qué se quiere suicidar?”. Dado que de la respuesta, intentaba encontrar qué era lo que podía aferrar a esa persona a la vida. “De esta provocadora pregunta formulada en el ámbito terapéutico surgían revelaciones importantísimas. Por mis hijos, mi trabajo, un proyecto inconcluso, otra persona, o tal vez tan solo un recuerdo de un tiempo mejor. No importa por qué sea, el trabajo del terapeuta consiste en tejer, junto al paciente, a partir de estos tenues hilos, un sentido sólido de la existencia. Logrado esto, lo demás es fácil porque, como dijimos antes, quién tenga un por qué para vivir encontrará casi siempre el cómo”, explica el portal del Centro de Asistencia al Suicida.
Para pedir ayuda:
En Argentina, existe el Centro de Asistencia al Suicida, cuyo teléfono es el (54-11) 5275-1135 o 135 desde Buenos Aires y GBA.
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