Científicos de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla descubren que el cerebro necesita olvidar
Afirman que si aprendemos a caminar en bici ya no nos olvidamos de ello. Mas una nueva investigación, efectuada por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla, sugier que, mientras que nuestro cerebro aprende, asimismo procura olvidar.
“Esta es la primera vez que se ha relacionado una vía en el cerebro con el olvido, para borrar de forma activa los recuerdos”, afirma Cornelius Gross, líder del estudio publicado en Nature Communications.
Al nivel más simple, el aprendizaje consiste en hacer asociaciones, y acordarse de ellas. Trabajando con ratones, Gross y sus colegas estudiaron el hipocampo, la zona del cerebro coopera en la capacitación de recuerdos. La información entra en el hipocampo por 3 vías diferentes y, conforme se afianzan en memorias, las conexiones entre las neuronas durante la senda “primordial” se hacen más fuertes.
Cuando los científicos bloquearon la senda primordial en el cerebro de roedores, descubrieron que estos ya no eran capaces de aprender una contestación Pavloviana, como asociar un sonido a una consecuencia, y después adelantar esa consecuencia. Mas si los ratones ya habían aprendido la asociación antes que los científicos bloquearan ese canal de comunicación, aún eran capaces de recobrar el recuerdo. Esto confirmó que esta senda está implicada en la capacitación de recuerdos, mas no es esencial para recobrar lo aprendido. Esto implica lo activa que es la segunda senda vía de entrada al hipocampo, conforme a los especialistas.
Mas el bloqueo de esa senda primordial tenía una consecuencia inesperada: las conexiones a lo largo de ella se desgastaron, lo que significa la memoria se estaba borrando.
“El simple hecho de borrar esta vía no debería tener un efecto en sus capacidades – apunta Agnès Gruart, de la Universidad Pablo de Olavide –. Al ahondar un tanto más, descubrimos que la actividad en las otras vías era la encargada de este debilitamiento”.
Curiosamente, este impulso para olvidar solo ocurre en situaciones de aprendizaje: cuando los científicos bloquearon la senda primordial cara el hipocampo, en otras circunstancias, la fuerza de las conexiones no padecía modificaciones.
“Una explicación para ello – concluye Gross – es que hay un espacio limitado en el cerebro, con lo que cuando se aprende, es preciso desgastar ciertas conexiones para hacer espacio para el resto. Para aprender cosas nuevas, hay que olvidar las cosas que hemos aprendido antes”.
Los análisis se realizaron usando ratones cambiados genéticamente, mas con la ayuda de Maja Köhn, del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, los autores probaron que es posible generar un medicamento que active esta senda “del olvido” en el cerebro. Este enfoque podría ser interesante para explorar formas de asistir a la gente a olvidar experiencias traumáticas.