Auroras boreales
Las auroras boreales y septentrionales que ciertos agraciados pueden gozar en riguroso directo son una de las maravillas de nuestro planeta. Se generan cuando el viento solar (una corriente de plasma compuesta por partículas cargadas) empieza a interaccionar con el campo imantado de un planeta o bien otro objeto celeste. Este campo atrae las partículas cara los polos, allá chocan contra la atmosfera, la colisión transmite la energía de las partículas del viento a los átomos de la atmosfera y se libera energía en forma de radiación, por servirnos de un ejemplo luz perceptible. El color que podemos ver va a depender mucho de los átomos que son parte de la atmosfera del cuerpo.
Este espectáculo, que considerábamos prácticamente propio y exclusivo, ya no lo es. Conforme con una investigación publicado en la gaceta Nature el treinta de julio, una enana cobrizo, tiene las primeras auroras conocidas alén del sistema solar.
El equipo de astrónomos, dirigido por Gregg Hallinan, del Instituto de Tecnología de California, descubrió últimamente las auroras en una enana cobrizo llamada LSR J1835 + tres mil doscientos cincuenta y nueve. El descubrimiento se efectuó merced al VLA (Very Large Array, Gran Conjunto Telescópico, compuesto por veintisiete radio antenas) de Nuevo México y el Telescopio Hale en California. Las auroras en LSR J1835 + tres mil doscientos cincuenta y nueve son los más refulgentes que los astrónomos han visto hasta la data. Dado a que la enana cobrizo no orbita cerca de una estrella que pueda bombardearlo con viento solar, se especula que algún otro objeto no identificado, como un planeta, debe administrar las partículas cargadas que nutren las auroras. Mas todavía no se sabe su origen.