China avanza hacia el 1º transplante de cabeza humano: Por qué Occidente se opone

 

Dos neurocirujanos, el italiano Sergio Canavero y el chino Xiaoping Ren, están cada vez más cerca de realizar el 1º transplante de cabeza en un ser humano. Ambos cirujanos se ven a sí mismos como pioneros que desafían al anticuado estblishment médico, explica Paul Root Wolpe del portal Vox, mientras son considerados renegados peligrosos por sus pares.

Ellos han encontrado apoyo en China para su iniciativa, explica Vox, porque ninguna institución americana o europea permitió la operación. Según Canavero, el hecho de que China sí aceptara el procedimiento, es señal de que el país se está volviendo el líder mundial en todos los campos, incluyendo la medicina.

Los neurocirujanos ya han realizado transplantes de cabeza en ratones, ratas y un perro. Todos sobrevivieron e incluso recuperaron algunas funciones. Y en 2017, ambos médicos realizaron una prueba de transplante de cabeza entre 2 cadáveres que fue calificada como “exitosa” por investigadores independientes, apunta el portal RPP.

Sin embargo, en el caso del ser humano, “no sabemos cómo el cerebro va a reaccionar a tener otro cuerpo”, dijo Allen Furr, sociólogo y eticista de la Universidad de Auburn, a CNBC.

Canavero y Ren describieron en ‘Neuroscience and Therapeutics’, a propósito de la primera reconexión de la espina dorsal en ratas, que el etilenglicol, material inyectado en las médulas espinales seccionadas, permitió “restaurar la integridad de las fibras nerviosas cortadas y cerrar las membranas de las neuronas dañadas”, según el diario El Tiempo.

Sin embago, voces críticas como la de Jerry Silver, de la Universidad de Ohio, calificó los resultados de “completamente irreales”, alegando que los investigadores no demostraron que las fibras nerviosas hubieran vuelto a crecer.

Ahora, Canavero y Ren desean realizar la prueba transplando la cabeza de una persona viva hacia una cadáver donante.

Explican que el donante de cabeza será aguien con una enfermedad degenerativa, cuyo cuerpo esté consumiéndose mientras su cerebro continúa activo. El donante del cuerpo, por otro lado, sería probablemente alguien que haya fallecido por un trauma cerebral pero cuyo cuerpo permanezca ileso.

Canavero no divulgará la identidad de los donantes chinos. Algunos de los detractores tienen temores sobre la fuente del cadáver, explica Vox. China tiene una historia problemática de haber usado los cadáveres de prisioneros ejecutados como provisión de transplantes.

Valery Spiridonov, quien tiene atrofia muscular severa, se había ofrecido inicialmente como voluntario para someterse al primer transplante de cabeza completo, explica CNBC, pero luego se arrepintió.

Originalmente, Canavero y Ren habían predicho que para el otoño del hemisferio norte en 2017 se efectuaría el transplante, lo que no sucedió. A fin del año pasado dijeron que el transplante es “inminente”.

El transplante de cabeza humano implica complicaciones como mantener la cabeza extraída a 10 grados celsius para reducir posibles daños cerebrales, explica el portal RPP, además de estar conectada por 2 válvulas que le provean sangre y oxígeno. Usarán un adhesivo para conectar la cabeza del donante con la médula espinal del receptor.

El donante y el receptor estarán en posición sentada, explica USA Today, para facilitar lo que será un trabajo de 24 horas que involucrará la separación y posterior reconexión de huesos vertebrales, venas yugulares, la tráquea, el esófago y otras estructuras del cuello.

Habrá máquinas que ayudarán al recpetor a respirar, bombeando sangre a través del cuerpo.

El recpetor de la cabeza deberá estar 1 mes inducido a un coma mientras el cuerpo reconstruye redes de sangre y nervios.

Existe el riesgo latente de que el cuerpo rechace la cabeza.

CNBC explica que la mayor dificultad es conectar la médula espinal y la cabeza, ya que si no se hace con éxito, el receptor podría terminar paralizado.

Para el ex-cirujano de la clínica Mayo, Michael Sarr, y editor del journal Surgery, el procedimiento es radical. A los médicos “siempre se les enseñó que cuando cortas un nervio, la vía descendente, la parte que toma la señal y la conduce hacia otro lado, muere”, dijo a USA Today. “La vía ascendente, la parte que genera la señal, muere hacia atrás un poco, 1 mílímetro o 2, y eventualmente vuelve a crecer. Siempre y cuando el tracto descendente todavía esté llí, puede volver a crecer a través de un canal, pero sólo por una extensión de alrededor de 1 pie (N de la R: 30,48 centímetros).”

Sarr explica que es por ese motivo que, si te amputan la muñeca y luego la vuelven a implantar y alinean bien los nervios, podes recuperar la función de tu mano. Pero si te amputan el brazo desde el hombro, no podría ser reimplantado y hacer que tu mano funcione otra vez.

“Lo que Canavero hará diferente es bañar las terminaciones de los nerivos en una solución que estabiliza las membranas y las coloca otra vez juntas”, explicó Sarr. “Los nervios estarán juntos, pero no volverán a crecer. Y hará esto, no en los nervios periféricos como los que encontrás en el brazo, sino en la médula espinal, donde hay múltiples tipos de canales nerviosos”.

Con respecto a que la técnica utilizada por Canavero funcionó en raontes y perros (hubo un perro que tras 6 semanas caminó, aunque con una marcha extraña), Sarr dijo: “Basándose en el pensamiento clásico sobre cómo se regeneran los nervios, fue increíble.”

Para Assya Pascalev, biomédica eticista de la Universidad Howard en Washington, “hay demasiados riesgos en este punto para ir adelante con (el procedimiento)”.

Pascalev explicó a USA today que “no tenemos suficientes datos con modelos animales, suficientes resultados publicados y revisados por los pares, y particularmente datos sobre la morbilidad y la mortalidad de los animales que han atravesado el procedimiento.”

Así y todo, Pascalev reconoce que cualquier procedimiento revolucionario siempre encontrará objeciones y escepticismo, y requiere de un salto de fe. “El primer transplante de corazón, el primer transplante de mano, el primer transplante facial: todas se encontraron con serias reservas. Hay también preocupaciones regulatorias. China no tiene los mismos estándares éticos y requerimientos que USA y Europa.”

Pero además, están los dilemas éticos que presentará el transplante. “No es sólo sobre ajustar una cabeza a un nuevo cuerpo. Podríamos estar lidiando con toda una nueva persona”, agregó Pascalev. Canavero rechaza estas preocupaciones, y dijo al South China Morning Post que los bioeticistas occidentales deben dejar de tener una actitud paternalista con el mundo.

“Es innegable que la unión de una nueva cabeza y cuerpo despierta preguntas intrigantes sobre la identidad personal, legal y definiciones sociales de individualidad, y preguntas sobre los límites de la ciencia y la medicina”, escribió Wolpe.

Por otro lado, hay quienes dicen que las chances de éxito del transplante son tan bajas que sería equivalente a un asesinato, explica.

Y luego está la pregunta más crucial de todas: “Si se transplantara tu cabeza a mi cuerpo, ¿quién sería esa criatura resultante? En Occidente, tendemos a pensar que lo que vos sos esencialmente -tus pensamientos, memorias y emociones- está enteramente en tu cerebro. Dado que el híbrido resultante tiene tu cerebro, damos por sentados que esta persona serás ‘vos’. Pero hay muchas razones para preocuparse de que tal conclusión es prematura. (…) tu cerebro no sería el mismo cerebro que el que era cuando estaba pegado a tu cuerpo. No sabemos exactamente cómo te cambiaría eso, tu sentido del yo, tus memorias, tu conexión con el mundo – sólo sabemos que lo hará”, escribió Wolpe.

Ni los científicos ni los filósofos tienen una idea firme de cómo el cuerpo contribuye a nuestro sentido esencial del yo. Pero podría tener un rol preponderante. De hecho, explica Vox, el segundo centro nervioso más grande de nuestros cuerpos, después del cerebro, está en las envolutras de tejido que revisten el esófago, el estómago, el intestino delgado y el colon, llamado sistema nervioso entérico (SNE).

Delfina_Korn

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