Su coste es de prácticamente mil millones de euros. Tiene la altura de un edificio de dieciseis pisos, la longitud de cuarenta y uno buses y el peso de más de seis esculturas de la Libertad, es una urbe en el mar. Hablamos del nuevo navío insignia de Royal Caribbean, el Quantum of the Seas. Para abrir boca el navío tiene diecinueve restoranes diferentes, uno de ellos, Wonderland con camareras vestidas a la moda de la conocida novela de Lewis Carrol. Y, por si acaso hay un mal trago, basta acercarse a la Bar Bionic. Allá un brazo mecánico es capaz de servir cualquier trago que figure en su recetario, con decenas y decenas de ingredientes y cientos y cientos de mezclas preparadas. Lo más interesante es que la bebida se reserva por medio de una aplicación del móvil que deja no solo seleccionar el trago, asimismo la hora a la que va a ser servido.

Es la primera vez que un crucero cuenta con un barman robótico. Mas no es el único “primer” que ha roto esta nave. Asimismo es el que ha estrenado la escenificación de un simulador de paracaídas, una pista de autos de choque y tiene, para los más atrevidos, una “grúa-noria”: se trata de un brazo mecanizado que acaba en una burbuja de plástico a fin de que los turistas puedan alzarse a cien metros sobre el mar.
Si a esto se le une una piscina de olas, la diversión está garantizado.

Su diseñador, el finlandés Harri Kulovaara, asegura que “Este es el navío de cruceros más inteligente” y seguramente, será un enorme cambio para la industria y el futuro”. La construcción retardó 3 años y apenas excedió, por 3 minutos, el plazo establecido en el contrato. Finalmente, el Quantum tiene la conexión WiFi más veloz de todos y cada uno de los navíos al emplear un satélite en órbita considerablemente más baja de lo normal.
Para los interesados, una semana a bordo cuesta poco menos de mil euros.