El Jardín Botánico de Palermo fue declarado como el primer refugio climático de la Ciudad de Buenos Aires.
La Agencia de Protección Ambiental y la Secretaria de Ambiente porteño, declararon al Jardín Botánico Carlos Thays del barrio de Palermo, como el primer refugio climático de la Ciudad de Buenos Aires, ya que en su interior como en sus veredas, se registra un promedio de 4,8 grados menos, que en las temperaturas registradas en el resto del Distrito porteño.
La biodiversidad vegetal del Jardín Botánico, contribuyen a facilitar las condiciones necesarias para ayudar a las personas vulnerables a protegerse del calor. Los refugios climáticos permiten salvaguardar a las personas ante la amenaza de los cambios climáticos, promoviendo la resiliencia climática y los sumideros naturales de carbono. Las grandes ciudades del mundo, comparten históricamente fenómenos climáticos relativamente moderados, como el fenómeno “Islas de Calor”, un efecto climatológico originado en aquellas zonas urbanas donde se experimenta una temperatura mayor que en las zonas circundantes, debido a la actividad humana, cantidad de edificios, infraestructuras, zonas asfaltadas, tránsito motorizado y contaminación atmosférica presentes.
El calentamiento global se suma al efecto Isla de Calor, para convertir algunas ciudades en lugares de difícil habitabilidad durante los meses de verano, y muy especialmente durante las olas de calor. Una de las soluciones previstas, es la creación y el desarrollo de una red de espacios de refugio climáticos al aire libre, donde los ciudadanos afectados por las altas temperaturas puedan encontrar las condiciones ambientales saludables, gracias a elementos aislantes como la vegetación, agua y ventilación.
El Jardín Botánico de Buenos Aires tiene una superficie de siete hectáreas, con 5.500 especies de árboles y plantas, tres jardines (francés, romano y oriental), un herbario y cinco invernaderos. Fue creado en el año 1898 por el paisajista francés Carlos Thays, y entre sus ejemplares se destacan por su antigüedad, el cedro salteño, chichita, quebracho colorado, aguaribay, e ibirá-puitá. Además, cuenta, con especies vegetales de los cinco continentes.
Cabe recordar, que algunas de las consecuencias del aumento de la temperatura mundial serán las sequías, inundaciones, suba del nivel del mar, pérdida de la biodiversidad, y falta de alimentos, entre otras. Por tal motivo, los espacios verdes son suelos sanos, sembrados con plantas y árboles nativos, que sirven para absorber los excesos de agua en casos de lluvias, y la almacenan por tiempo prolongado, siendo más resistente a las sequias. A su vez cumplen un rol fundamental en la refrigeración, ya que no irradian el calor, y son el hogar de aves, hongos e insectos, colaborando con la preservación de la biodiversidad.