La Unión Europea no autoriza la renovación de los permisos para usar Glifosato
Por último, la Unión Europea ha decidido no renovar la autorización para continuar utilizando el glifosato en suelo europeo, a lo largo de un plazo de 9 años, como se había pedido. Verdaderamente, la comisión ni tan siquiera llegó a votar sobre el tema, puesto que era evidente que no habría una mayoría cualificada en favor de la renovación.
El glifosato es el herbicida que más se utiliza en el planeta. Por ese motivo, el discute sobre sus posibles efectos sobre la salud humana es un tema de tanto interés. En mil novecientos noventa y tres, la OMS, calificó la toxicidad de este producto en un nivel 3, es decir, con un impacto bajísimo en la salud humana. Mas, en dos mil quince, un nuevo estudio efectuado por la OMS concluyó que el glifosato es “un probable carcinógeno para los seres humanos” y lo clasificó en el Conjunto 2A (el segundo en el orden de malignidad) de productos cancerígenos.
Mas ni tan siquiera ese resolución fue terminante en tanto que, el pasado martes, la Asamblea Conjunta sobre el Control de Plaguicidas de la OMS y la FAO, emitió un nuevo informe que reducía la alarma: “Concluimos que es poco probable que el glifosato cause un peligro de cáncer a humanos a través de su exposición en la dieta”, se aseveraba en el informe.
Como es lógico, este resolución no ha complacido a quienes se oponen al empleo de este herbicida. Es el caso, por poner un ejemplo, de la organización ecologista Greenpeace. Como nos comentó Luis Ferreirín, responsable de la Campaña de Agricultura de Greenpeace España: “El enorme inconveniente es que en la preparación de este informe han estado implicadas personas interesadas en que no se prohíba el empleo del glifosato. Y resultaba bastante sospechoso que saliese publicado solo un par de días antes que la Unión Europea emita su resolución. No hay duda de que había una intencionalidad clara de influir en esa resolución”.
Para Greenpeace la solución perfecta es la terminante prohibición de su empleo. Si bien, si esta no llega por último a generarse, demandan que se dictaminen ciertas limitaciones. “Que se limite, por poner un ejemplo, su empleo en espacios públicos como son los jardines o bien en las cercanías de centros sanitarios”, nos explicó Ferreirín.
De una opinión absolutamente opuesta es Carlos Vicente, Directivo de Sostenibilidad de Monsanto para Europa y Oriente Medio, quien asevera que: “No nos sorprende que el informe conjunto de la OMS y la FAO haya proporcionado una revisión y una conclusión que confirma las muchas evaluaciones anteriores del glifosato por las agencias reguladoras de todo el planeta (descartando su malignidad). Un escrutinio de alto nivel, como el efectuado con glifosato, solo contribuye a una mayor protección de los usuarios y los operadores”.
Carlos Vicente considera una lástima que en este tema hayan pesado más (a su juicio) motivos que considera ideológicos, más que los hechos científicos. “Autoridades reguladoras de todo el planeta (como por poner un ejemplo las de Europa, EE.UU., Canadá, el país nipón y Australia) han confirmado la seguridad del glifosato basándose en principios científicos estandarizados y en el peso apabullante de las pruebas. Semeja evidente, entonces, que el posicionamiento contra esta substancia no se realiza por motivos científicos que prueben un peligro, sino más bien por cuestiones meramente ideológicas”, asevera.
Conque, a pesar de ese informe conveniente al empleo del glifosato, ha predominado por último lo que Greenpeace clasificaba como “principio de precaución”, y se ha decidido no renovar el permiso para su empleo.